
La jerarquía y la percepción subjetiva del entorno por parte del personaje no son los únicos ejes en que se apoya la descripción, sino que el lenguaje es en realidad el más crucial elemento en este recurso narrativo, y es que su modulación adecuada a cada momento nos va a permitir orientar por completo nuestras escenas. En esta entrada dividiremos el lenguaje en dos ámbitos, el lenguaje de los objetos y el dominio del lenguaje, que nos darán perspectivas diferentes sobre su uso.
En el primer ámbito, el lenguaje de los objetos es por lo general más complejo de manejar pero muy poderoso. El proceso consiste en utilizar a los propios objetos y al lenguaje puramente objetivo que los rodea como medio para transmitir otros mensajes más profundos y de índole subjetiva. La clave de este punto reside en controlar la imagen que transmitimos y jugar con las asociaciones que producen esas imágenes, como es el ejemplo de focalizarse en objetos punzantes para transmitir la sensación de peligro en que se encuentra el personaje, siempre creando una escena natural, que no sea forzada para evitar romper con la implicación del lector y la capacidad que podamos llegar a tener de envolverlo en nuestra historia.
En cuanto al dominio del lenguaje, este es especialmente aprovechable en lenguas muy ricas en sinónimos, como es el castellano. Si el escritor posee los suficientes conocimientos acerca de su lengua será capaz de atribuir al mismo texto diferentes sentidos jugando con los matices que permiten los sinónimos y la propia versatilidad en las estructuras gramaticales del castellano. Aunque también es aplicable a otras lenguas, pocas ofrecen tanta versatilidad en este aspecto como la nuestra. Un lenguaje apropiado no solo habla por asociación semántica, sino también por registro, es decir, el propio empleo de un nivel lingüístico y cultural concreto nos puede dar idea de gran amplitud de características sobre la gente que vive allí, frecuenta el lugar descrito o se ha ocupado de configurar la propia escena (según el caso).
Otra herramienta también muy poderosa para la descripción es el uso de metáforas y símiles, cuyo amplio contenido y exigencia de técnica a la hora de escribir nos llevará al contenido de nuestra próxima entrada. Que no se os pierda de vista el conjunto de entradas sobre cómo escribir y mucho menos las últimas novedades sobre mis obras mediante los botones del pie y la cabecera de la web, ya que todavía quedan muchas sorpresas este año. ¡Hasta la próxima entrada!