Documentacion Alejandro Maldonado

Para estrenar esta nueva categoría trataremos uno de los puntos más críticos y no siempre mejor abordados del mundo de la creación literaria: la documentación, ese proceso en que nos haremos con las herramientas necesarias para que nuestra obra cobre la forma que queremos.

Dado que en literatura la palabra es la única forma que tenemos de crear imágenes en la mente del lector, resulta vital que mantengamos el máximo control posible sobre estas imágenes, tanto para mantener la atención del lector como para que comprenda lo que queremos transmitir, ya que un lector que no entiende la situación que estás tratando es un lector que no tardará en aburrirse y abandonar el libro. En esta construcción de imágenes con la palabra intervienen muchos factores y habilidades que habrá que ejercitar, pero ninguna de ellas podremos aprovecharla suficientemente sin documentarnos antes sobre aquello que queremos tratar.

Una vez hayas definido la imagen que quieres crear, podrás identificar la información que necesitas para darle la forma que deseas, con lo que podrás definir tu proceso de documentación. Aunque yo mismo tampoco soy muy aficionado a poner reglas en la creación literaria, en línea con las palabras de Benito Jerónimo Feijoo, sí definiría unos puntos de referencia a tener en cuenta:

  1. Ten claro qué información necesitas: por evidente que pueda parecer, es primordial definir qué quieres saber antes de empezar, aunque muchas veces en el propio proceso te encuentras con cosas que te pueden ser útiles y no anticipaste al principio, la creación siempre es un proceso dinámico y adaptativo.

  2. Selecciona tus fuentes: una vez definido el campo en el que quieres ampliar información asegúrate de la fiabilidad de tus fuentes, ya sea a través de testimonios, entrevistas, bibliografía u otras fuentes ten en cuenta que más en esta época que vivimos a mucha gente le gusta hablar de lo que no sabe con total convicción, así que si no estás seguro de que la información que tienes a tu alcance es de fiar trátala con mucho cuidado, o directamente omítela si no logras contrastarla con otras fuentes.

  3. Consigue la información: toma notas, si haces entrevistas y te dan permiso es muy práctico usar grabaciones que luego puedas repasar por si más adelante redescubres algún dato que puedas aprovechar y pasaste por alto, pero nunca olvides que todo cuanto te rodea es información de la que un escritor puede y debe nutrirse, no salgas de casa sin algo en lo que apuntar.

Como todo en el mundo de lo artístico, el proceso de documentación es muy personal y variable, por ejemplo en mi obra Días de Esparto dediqué una temporada a la preparación y prueba de diferentes cócteles para elegir los que saldrían en cada momento de mi novela, cronometré algunas de las actividades más cotidianas (como comer pizza o usar un martillo) para construir el capítulo “Interludio en el 2ºC” de una manera coherente a nivel temporal mientras intercalaba los pensamientos del personaje con sus actos, o aproveché mi visita al cementerio parisino de Père-Lachaise, como ya habréis visto en la entrada correspondiente. Del mismo modo, la documentación que estoy llevando a cabo para mi próxima novela incluye entrevistas a profesionales, estudiar libros, apuntes y publicaciones de veterinaria y ver vídeos de cirugías entre otras cosas, pero al final es igual de importante saber darle uso a esa información e introducirla de manera apropiada en el texto.

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