
Como comentábamos ya en la entrada anterior, en la cual dimos una serie de pautas para relacionar un texto con el personaje más acorde a lo que queremos conseguir con él, se hace capital controlar la evolución del personaje, que no solo nos dará información sobre el propio personaje, sino que también enriquecerá radicalmente el texto.
Ya que al fin y al cabo un personaje no deja de ser una representación de una persona en un sentido más o menos literal, más o menos próxima desde el momento en que le atribuimos rasgos humanos, dicho personaje tendrá que experimentar cambios en su forma de ser, sus inquietudes, sus miedos, su personalidad, sus conocimientos y su patrón de toma de decisiones entre otros rasgos del mismo modo en que lo hace un ser humano a lo largo de su vida cuando se ve ante una serie de situaciones concretas. Así podemos distinguir dos tipos de evolución del personaje: la evolución paulatina y la iluminación.
Evolución paulatina
Cuando hablamos de este tipo de evolución estamos tratando con un cambio progresivo en el personaje, que se suele correlacionar con una serie de vivencias que lo van cambiando. Así, como suele ser lo más habitual en la vida real, se dan una serie de experiencias, por ejemplo, una persona escéptica del misticismo que se vea envuelta cada vez en más situaciones que no pueden explicar y le llevan a flexibilizar su escepticismo cada vez más, hasta que acaba creyendo de una manera mucho más abierta en fenómenos como los fantasmas o las apariciones. Esto mismo puede suceder en el ámbito literario.
Ejemplo: Villa Umbría
En Villa Umbría, la última novela de Alejandro Maldonado, vemos un personaje que, a diferencia de los demás, abarca varios capítulos. No entraremos mucho en detalle por evitar spoilers, pero sí podemos decir que durante sus intervenciones va aprendiendo en diversas ocasiones a ver la sociedad que le rodea de manera diferente, y con eso y otra serie de vivencias acaba transformando su pauta de acción de manera radical. Este sería un ejemplo de evolución paulatina.
Iluminación
Por otra parte, también hay casos en los que el cambio es más brusco. Por ejemplo, ante una ruptura sentimental o una experiencia próxima a la muerte se da un giro instantáneo de la forma de ver la vida que nos puede llevar a cambiar cierto rango de aspectos de la misma o incluso nuestros propios valores. Por ejemplo, ser mucho menos tolerante con las infidelidades o los celos, o hacer una purga de relaciones tóxicas, o dedicar mucha más energía a sueños que tenemos pendientes de cumplir. Esta evolución brusca la denominamos en el ámbito literario como iluminación, y en los personajes de ficción es mucho más frecuente que en la vida real.
Ejemplo: Historias de bar y otros relatos
En Historias de bar y otros relatos, una recopilación de relatos cortos de Alejandro Maldonado, vemos con frecuencia este tipo de evolución, también más propio de obras breves como esta por motivos evidentes. Aunque en esta obra tenemos muchos ejemplos, podemos coger uno como el de No más gris, relato englobado en la sección Otros Relatos de este libro. En él, en apenas página y media según el formato de la primera edición, vemos cómo el personaje de repente se harta de una situación con la que lleva mucho conviviendo y opta por dar un giro a su vida en un instante en el que cambiará todo para él. Este sería un buen ejemplo de una iluminación instantánea que da un vuelto a determinados aspectos del personaje.
En la categoría creación literaria del blog de Novedades podréis (como ya sabéis) aprender mucho más sobre técnicas de escritura creativa. En la próxima entrada cambiaremos un poco de temática para comentar detalles sobre el Relato Corto, un género que dista mucho de ser simplemente una versión corta de historias como las que se viven en una novela. ¡No os lo perdáis!