
El pensamiento lateral se basa en utilizar líneas de razonamiento distintas a las evidentes para llegar a una solución. Abarca una serie de herramientas que nos van a permitir lograr ideas nuevas y solucionar problemas narrativos y de desarrollo de trama y personajes, y las iremos explorando en esta nueva subcategoría de técnicas creativas. En la entrada de hoy comenzaremos con las ideas de provocación.
¿Qué son?
Son ideas absurdas, incoherentes o imposibles que nos hacen reaccionar y despiertan un proceso de razonamiento por asociación, sirviendo de base para llegar a ideas factibles que nos ayuden a resolver nuestro problema o a dar con un nuevo giro o acontecimiento en nuestra historia.
¿Cómo funcionan?
La mayoría sigue alguno de los siguientes patrones, aunque podrían basarse también en otros, al final cualquiera capaz de hacernos reaccionar y despertar una vía de creación nueva por asociación nos será útil.
Hipérbole
La exageración es un gran recurso a la hora de crear ideas de provocación, ya que es una vía muy intuitiva para generar ideas absurdas o imposibles.
Por ejemplo, estamos atascados para cerrar una novela. Queremos un final feliz en el que el protagonista se sienta realizado pero no conseguimos elaborar ninguno que nos convenza, así que recurrimos a ideas de provocación por hipérbole, y anotamos “el mundo entero sigue su voluntad”.
A partir de esta idea hiperbólica en que todo el mundo se somete a la voluntad del protagonista, podemos asociar y pensar que no sea tanto el mundo entero como el mundo del protagonista el que siga su voluntad, y entonces vamos a analizar en qué consiste el mundo del protagonista, disgregamos los elementos que lo componen uno a uno y escogemos los dos o tres más importantes para él, por ejemplo su trabajo y su relación con sus hijos, y de repente tenemos en las manos la vía que atacar para lograr ese final que queríamos: cumplimos el sueño del protagonista de ser un referente en su oficio trabajando como consultor, en una empresa que le permite hacer teletrabajo y así podemos trabajar la relación con los hijos.
Distorsión
Se deforma el problema hasta el absurdo.
Retomando el ejemplo anterior, queremos que el protagonista encuentre la felicidad, y en ese contexto un ejemplo de idea de provocación por distorsión puede ser que el propio protagonista se convierta en aquello que más desea, que se vuelva físicamente uno de sus hijos.
A partir de esa idea podemos elaborar alternativas variadas más realistas que funcionen con nuestra línea narrativa, como darle alguna herramienta para que sea más empático con ellos, vea el mundo como lo hacen ellos y se acerque así más a ellos.
Idealización
La idealización de la felicidad de nuestro personaje puede ser que no le ocurra nada malo, que no viva nada que no le haga sufrir.
Esta idea de provocación de partida, nuevamente, nos puede llevar en direcciones muy diversas, pero nos da otra base de la que partir para elaborar la solución que buscamos.
¿Cómo se aplican?
Hemos visto algunas formas de generar ideas de provocación con fines creativos, e incluso hemos dado algún ejemplo de desarrollo asociativo para dar a entender la relación entre estas ideas de base y la idea definitiva, pero el verdadero poder de esta herramienta es que puede proporcionar soluciones mucho más ricas si se usa adecuadamente.
La práctica más efectiva es separar un proceso de otro, de modo que comenzamos reuniendo ideas de provocación de todos los tipos que se nos ocurran, y una vez tenemos todas encima de la mesa empezamos a dejarnos llevar, a asociar y permitir que nuestra mente nos lleve a las que más nos interesan y vaya construyendo alternativas.
En muchas ocasiones las mejores soluciones surgen de la combinación de varias asociaciones obtenidas a partir de ideas de provocación.
Como comentábamos al comienzo de la entrada, el pensamiento lateral consta de muchas herramientas y esta es solo una de ellas. Seguiremos en entradas posteriores dentro de esta subcategoría explorando sus posibilidades para enriquecer nuestra capacidad creativa y nuestras creaciones literarias. ¡Hasta la próxima!