
En la entrada anterior explorábamos las ideas de provocación en el seno del pensamiento lateral, pero este no es el único recurso de esta metodología creativa. Otro de ellos es el fraccionamiento, que será el contenido de esta entrada.
¿En qué consiste?
Cuando nos vemos ante una situación para la que necesitamos hallar una respuesta alternativa o más creativa, como puede ser un punto concreto de la trama, una situación en la que se ve envuelta nuestro personaje o la creación de un personaje que introduzca determinadas características en nuestra obra literaria, el fraccionamiento propone tomar esa situación y disgregarla en todos sus elementos por separado.
Esto busca como objetivo que se analicen cada uno de esos elementos de forma independiente, dejando momentáneamente a un lado la perspectiva global, para facilitar el aproximarse a la situación que nos ocupa desde puntos de vista diferentes.
¿Cómo se aplica?
Únicamente hay que seguir los pasos que resultan más intuitivos para explotar esta herramienta y acceder a nuevos enfoques y soluciones para una situación concreta, que son los siguientes:
Identificación de las partes
El primer paso consiste en desglosar la situación que queremos abordar en tantos elementos diferentes como nos sea posible, identificándolos y listándolos.
Análisis individual de las partes
El paso siguiente será trabajar con cada uno de los elementos por separado. Ver cómo podemos enfocar una posible solución a la situación en la que se encuentra nuestra obra contemplado únicamente uno de estos elementos cada vez.
Reconstrucción de la perspectiva global
Una vez tenemos estos elementos analizados y tenemos soluciones para ellos, tratamos de encajarlas en la medida de lo posible al reconstruir la situación como conjunto. Esto dará lugar a uno o varios planteamientos para dar salida a nuestro caso.
Ejemplo de uso
Un ejemplo puede ser el de una trama en la que nos hemos atascado y queremos generar tristeza con una perspectiva diferente a la habitual y más intuitiva.
Tenemos una mujer como protagonista y queremos cambiar el rumbo de su vida para generar esa tristeza, de modo que analizamos las partes, determinando qué elementos son característicos de ella y su circunstancia, por ejemplo su familia, pareja, pertenencias, anhelos, trabajo.
A continuación buscamos una forma de abordar estos elementos por separado para generar la tragedia que dé el componente de tristeza. En la familia podemos considerar un accidente que provoque la muerte de uno de sus integrantes, en la pareja que su novio le ponga los cuernos, en relación a las pertenencias que haya un incendio en su casa, acerca de los anhelos si sueña con ser bailarina que desarrolle una lesión de espalda, y en el trabajo que la despidan.
En una siguiente etapa cogemos estos elementos y tratamos de unirlos. No resulta muy fácil de justificar narrativamente que le pasen todas estas cosas individuales a la vez, pero sí podemos crear relaciones entre una y otra, por ejemplo que en la discusión por descubrir los cuernos de su novio haya un accidente que provoque el incendio, y al escapar del mismo la caída de un mueble o alguna estructura que pueda ceder ante el fuego y el calor provocar la lesión de espalda que la aleje de su sueño y pueda incapacitarla incluso para realizar su trabajo.
Así habríamos empleado el fraccionamiento del pensamiento lateral para lograr un escenario más rico y creativo con que obtener de forma más efectiva o intensa la sensación en el lector que buscamos.
¿Te parecen útiles las herramientas que ofrece el pensamiento lateral? Pues no pierdas de vista el blog porque todavía hay más, ¡y las seguiremos explorando! ¡Hasta la próxima!