
Resumen
En un pequeño pueblo aislado ocurre un acto terriblemente oscuro, la reacción de un escultor a la actitud de un cliente por el que es estafado es tal que se convierte en el precedente de un ritual, con el que se acaba ilegalizando la mentira.
A partir de aquí, la vida en Villa Umbría es relatada a través de las vivencias de personajes diferentes en cada capítulo, en los que se van explorando facetas de la realidad humana, conviviendo entre sí y evolucionando como sociedad ante algo tan extremo como la prohibición de la mentira.
La portada de esta obra ha sido creada a partir de fotografías del propio autor
Fragmento de la Obra
Extracto del Capítulo II: El Hombre Corriente
Hay hombres que cambian el mundo, hombres que consiguen la fama a base de buscarla a cualquier precio, hombres que teniendo la fama la desprecian y tratan de escapar de ella hacia el anonimato, y también hay hombres que por más que lo intentaran no conseguirían nada, solo llevar un nombre que jamás recordará nadie y una cara demasiado común como para no olvidarla. Estos son los hombres corrientes, y yo soy uno de ellos.
El hombre corriente se despierta antes que el sol y se viste a oscuras por no encender en vano un candil. Emprende camino a la taberna y siempre llega a ella el primero, momento en que prepara la leña y paja seca sobre esta, a la que dirige las chispas que surgen de golpear su piedra de sílex con una pieza de acero vieja. Mientras el fuego aviva y empieza a encender la leña, el hombre corriente pica tres dientes de ajo, cuatro cebollas, siete zanahorias, tres puerros y coloca un caldero con agua sobre la llama. Es pronto para echar los ingredientes, de modo que el hombre corriente prepara un par de huesos que sobraron de alguna pierna el día anterior, y trocea la carne que no puede emplear para otros platos. Entonces, cuando el agua empieza a hervir va volcando las verduras, después la carne y los huesos, y solo cuando vuelve a hervir después de calentar los nuevos ingredientes añade ese toque tan leve de perejil y tomillo que le gusta creer que alguien nota y hasta agradece.
El día arranca y el agua sigue hirviendo lento mientras salenlos desayunos. Nadie mira dentro de la cocina, pero allí el hombre corriente provee hasta el anochecer a todo aquel que lo desee en Villa Umbría, salvo los lunes en semanas alternas. Mientras prepara las comidas y las cenas guarda una cebolla de cada diez, alguna zanahoria, una cuña de queso mohosa en los bordes y las piezas de carne más duras que nadie echará de menos para tratar de cerrar el mes. Todos agradecen la comida, o más bien, la dan por sentado ya que pagan por ella, y nadie le da las gracias al hombre corriente de la cocina al que no se pasan a ver.
Acerca de la Portada
La fotografía se realizó en una zona exterior en Boadilla del Monte, en la que el autor tomaba capturas mientras se prendía fuego de manera controlada a un ticket de compra de noche, alternando fotografías enfocadas con otras desenfocadas para su uso artístico en un futuro.
Motivación
Esta fotografía se elige como portada por su relación con el contenido de la obra, distanciando al sujeto del objeto que está siendo quemado en la misma, de modo que el centro de la fotografía radica en dos elementos: el fuego y la oscuridad del entorno, algo que va muy en consonancia con esta novela corta, como sabrá el lector que la conozca.
Realización
La captura en cuestión se tomó como parte de un experimento en el que se ensayaban los efectos de la luz del fuego a través del objetivo de la cámara, dando lugar a una serie de fotografías de configuraciones diferentes en torno al mismo objeto, tomando para este caso una ligeramente desenfocada. Las fotografías se tomaban a cierta distancia con un objetivo 18-200mm, lo que permitía tomar una perspectiva perpendicular al suelo y al mismo tiempo en una ubicación que no hiciera peligrar la integridad de la cámara.
Fecha | Punto f | Exposición | Distancia focal |
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19/11/2010 | f/5’6 | 1/50s | 170 mm |